domingo, 3 de junio de 2012

Afilad las guadañas

El hecho de dárselas de cinéfilo, en ocasiones muy señaladas, viene a ser algo parecido a ocupar el segundo o tercer puesto dentro del ciempiés humano: tarde o temprano, alguna mierda te vas a comer. Con vistas a ampliar ese bendito conocimiento tuyo, y a poder soltar en la siguiente conversación erudita un satisfecho "Ah, ésa la he visto", acabarás por encontrarte frente a películas nefastas y casi tan pagadas de sí mismas como lo estás tú. Por regla general.
   Y no es que sea algo malo que las sufras, pues, ¿qué gracia hay en que nadie discrepe? ¿Qué placer en sentir multitud de ojos indignados sobre ti seguidamente a aseverar "Vaya coñazo 2001"? Es otro tipo de sentimiento borreguil con el que todos hemos de toparnos alguna vez, y lidiar con ello como se pueda. Porque, qué diantre, si no te gusta ni Deseando amar ni Lost in translation, no mereces recibir el calificativo de cinéfilo, ni aspirar a distinguirte siquiera un poquitín de la insultante mayoría. Qué le vamos a hacer.


   Primero vi, y sin ánimo de descuartizarla, yo todo ilusionado, las películas asiáticas me encantan, os lo aseguro, Deseando amar. En principio no pintaba mal, una fotografía y ambientación estupendas (ojo al comentario gafapasta), y una actriz protagonista muy, muy guapa. A los cinco minutos suena una música que todo el mundo conoce, no sé el título pero sé que salía en un anuncio, y te frotas las manos, sí, esto promete. Diez minutos después la música vuelve a sonar. Sí, esto promete. Pasa un cuarto de hora y aún estás en la etapa del "sí, esto promete". Ves que han pasado cuarenta y cinco minutos, y vuelve a sonar la musiquilla, y ya frunces el ceño. Ya la has liado. Compañero, te han vuelto a hacer la bergmaniada (término acuñado expresamente por mí y por mi petulancia insurrecta). Sobre todo te preguntas qué carajo ha pasado en ese periodo de tiempo porque, sorprendentemente, no se te ocurre nada. Ves a los dos personajes hablar, bajar a comprar fideos y caminar a cámara lenta al ritmo de ese leitmotiv que, cosa extraña, vuelve a sonar. Pero todo sin que pase nada, ni siquiera te has aprendido sus nombres (Wang, o Chung, o Chang, algo así). Y justo suena ese temilla musical que antes te agradaba por vigésimo-tercera vez, y es cuando te cabreas. Pierdes el hilo de la trama, si tal cosa existiera, y tu mente se dispersa buscando paz........... Anda, un bolero, "Quizás, quizás, quizás"........... Mmm, suena otra vez... "...quizás".............. THE END en caracteres chinos. ¿Qué coño acabo de ver?
   Por si mi personal dramatización del visionado de Deseando amar no ha aclarado todas las dudas con respecto a si es un mojón o un mega mojón, añadiré que es una de las películas más vacías, irritantes y aburridas que he visto en mucho tiempo. De éstas que progresivamente te insuflan más instintos asesinos, y un orgullo estúpido e insensato impide que las pares y te pongas con cosas más productivas, como hacerte una paja. O recitar boleros.
   Poco después me puse con Lost in translation, porque soy así de sadomasoquista. Y al inicio tampoco pintaba mal, no sólo por la imagen del culo de Scarlett Johansson, que también, sino por Bill Murray, porque sencillamente no hay nadie como él, único en su especie, capaz de transmitir tanto con tan poco, tanta tristeza, sarcasmo y humor (incluso llegué a reírme con la escena del anuncio de whisky, y sonreí complacido con el asunto de la camiseta ridícula). A su lado, Scarlett Johansson hace lo de siempre, estar buena, y eso bastaría si el metraje, en adelante, evolucionara de algún modo. Si no se limitara a conversaciones insulsas de frases bonitas y a correrías sin gracia por Tokio (aunque lo del chino cantando a los Sex Pistols tiene su aquel), y a sumirnos en un aburrimiento consciente y justificado desde el punto de partida mismo. Bill Murray y la pizpireta Johansson se aburren. Aburrámonos con ellos.

   
   Pero lo peor de Lost in translation es que es la pedantería hecha película. Así de sencillo. Sucesión de planos de los protagonistas mirando con desazón a una ventana, caminando entre multitudes, mirándose y mirándose imbuidos en un complejo caudal de sentimientos, inabarcable e inexplicable. Si a esto le unimos unos diálogos que parecen recitados a cámara lenta y un final coherente en cuanto a que eso, que no pasa nada, pues tenemos otra boñiga nacida por obra y gracia del enchufismo hollywoodiense. Como si no tuviéramos bastante con Nicolas Cage (pero al menos él tiene un meme, no como Soffia Coppola, que únicamente tiene una buena hostia).
   Así que eso, por lo que más queráis, no cometáis el error de verlas. Ninguna de las dos. Estáis a tiempo. Si queréis ver películas asiáticas para ir tirando, echadle un vistazo a Old-Boy, que es una gozada, y si queréis disfrutar de Bill Murray poneos El día de la marmota.
   Y si alguien alguna vez os mira mal, alzaos altivos y proclamad sin miedo: "A mí me gustó Esta casa es una ruina". He dicho.

1 comentario:

  1. ¡Truenen las campanas de Jericó! Pero, ¿qué jodid* aberración acabo de leer? Mira que yo de 'Deseando amar' no voy a hablar por dos razones: 1.- No la he visto, y 2.-'Quizás, quizás, quizás' me equivocara, pero de Lost in Traslation, eso no te lo perdono. Me duele hasta límites insospechados. Como Fran Perea, pero pa' dentro. Y aquí te expongo mi contracrítica si es que alguien la lee, sirve de algo o Batman me rescata:

    Empecemos por Bill Murray. Bill Murray. Acabado. O sea, de acuerdo totalmente en que es un actorazo y que la escena del whisky está fetén toda ella, pero es que la Johansson está aquí en su mejor papel junto con Match Point. No te me cabrees, pero no sólo está buena. Al menos no es Kristen Stewart.

    Prosigamos para bingo. Yo lo que veo que busca Coppola es que nos sintamos una mierda al lado de estos dos 'pringaos' que no pueden estar en un sitio más aburrido. Que sí, que tendrán de todo, pero, ¿y qué? Precisamente la noche de fiesta nos muestra lo que ellos de verdad querrían hacer, lo que sienten. Y hablando de sentir, es ese caudal de sentimientos a través de una ventana que da a un mundo con el que no conectas lo que más me gusta de esta película.
    Yo la verdad es que me ocurre con Lost in T. todo lo contrario que con Donnie Darko, y mira que me la han intentado meter doblada y decir que hablan de lo mismo, pero mientras Donnie Darko habla de no conectar ni contigo mismo, aesta yo la veo la película que has de ver en el momento adecuado para que te guste (Donnie Darko es cacá aquí y en la china popular).

    Si la ves en una época de cambio, de que no te acepten o no te veas a gusto o con uno de eso amores que es un querer y no poder, pues probablemente esta peli te marque la vida, con esas cosas del día a día que en realidad es siempre eso, una sucesión de planos, unos vacíos, otros llenos, como los que ven estos dos seres únicos.
    Ahí llevas la crítica, toma pelotilla!

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