miércoles, 3 de julio de 2013

La nolanización del mito

Retrospectiva. La anterior película presentada por esa fábrica de sueños, colorines y merchandising llamada Pixar fue reseñada en este modesto blog con una alegría casi insensata y poco meditada, que le arrojó instantáneamente a un status de clásico, quizá, no merecido del todo. Hablo de Brave, y como excusa a tal injustificable relajación en mi mala hostia habitual sólo puedo anteponer el cabello de Mérida, más que nada porque no recuerdo ninguna maldita cosa más (bueno, y algo de unos osos, ¿no?). Con esto no trato más que decir que, para ciertas películas, sobre todo si son de dibujos o vienen firmadas por Disney, o Pixar, o Disney Pixar, la objetividad cinéfila puede ser dejada de lado de una manera imperceptible, si hemos experimentado ciertos condicionantes necesarios. 

Siempre recordaré Brave por esta emotivísima escena

   Desarrollando mi opinión acerca de Monstruos University, la nueva muestra de que o bien Pixar se está quedando sin ideas o bien está convirtiéndose en la nueva Disney (en cuanto a la producción industrial de churros cual secuelas y/o precuelas), hay que pasar por un par de condicionantes, que explicaré de modo que, si os convencen, esta crítica también lo hará y si no, no. Uno, que la anterior película vista en una sala de cine fuera El Hombre de Acero, aquélla que ostenta el dudoso mérito de, cada vez que la recuerdo, más horrenda parecerme; y dos, que se tratara de, precisamente, una película llamada Monstruos University. Oséase, una nueva oportunidad de ver a mis viejos amigos Sulley y Mike en una pantalla de cine doblados por Santiago Segura y José Mota, quien esta vez ha tenido el detalle de no meter ninguno de sus chascarrillos en el doblaje al castellano (porque qué iba a hacer si no, ¿repetir "hoy no, mañana" con voz mongólica una y otra vez?). 
   No está de más decir que Monstruos S.A. me parece una obra maestra del cine, un clásico (de los buenos, no de los tipo Brave), una película sencillamente perfecta que, por mucho que veas una y otra vez, no va a dejar de serlo. Tanto en el apartado humorístico (jo, ¿os acordáis de cuando José Mota era gracioso?) como en el emotivo, gracias a ese pequeño gran personaje llamado Boo, al que se le echa de menos en la precuela pero poco, y a ese final tan grandioso y tan bonito y tan todo. Jo, la cara de Sulley al escuchar "Gatito". Su sonrisa. Uno de los mejores fundidos a negro de toda la historia de los fundidos a negro. 
   Ahora tocaría declarar que Monstruos University no le llega a la suela de las garras (jocosa referencia a la naturaleza monstruosa de los personajes) a Monstruos S.A., pero no vayamos tan rápido. Y es que la peli que hoy nos ocupa podría categorizarse desde ya como el ejemplo perfecto de lo que debería ser cualquier precuela, como el paradigma a seguir cada vez que a alguna lumbrera se le ocurra que sería buena idea echar la vista atrás. ¿Y por qué es un ejemplo perfecto? Porque nos ayuda a comprender aún mejor a sus mitiquísimos personajes, a entender por qué actúan como actúan, a llegar a la conclusión de que serán los mejores amigos fílmicos posibles (¿cursilada?, puede, comedme el cipote) que tengamos. Sí, alguien podrá argüir, si supiera lo que significa argüir, que algo del estilo consiguió George Lucas con la nueva trilogía, pero... vamos a ver. En Monstruos University no sale Hayden Christensen. No sé si me explico. 

"Fue el filósofo y científico Thomas Kuhn quien dio a la palabra paradigma su significado contemporáneo, aun prefiriendo los términos ejemplar  o ciencia normal, por atesorar un sentido filosófico más exacto"

   Monstruos University es una gran película, y una precuela perfecta, pese a ser indudablemente innecesaria (y qué precuela no lo es). Obviaré que es una gran película por el impecable aspecto visual; eso no salvó a El Truño de Acero, y aquí objetividad ante todo. Sí lo justificaré con que, para empezar, y sobre todo, es divertidísima. No hay otra, si vas al cine a ver Monstruos University te vas a partir el culo. Sin chistes de caca-culo-pedo-pis-paja-ArturoValls, ni referencias a la cultura pop en breve marchitas. Te vas a partir el culo con el humor blanco de Disney, el inofensivo, el atemporal, el que mejor sabe, el de cuando ya has visto el mismo gag como ochenta veces pero mantienes la sonrisa porque recuerdas lo mucho que te reíste la primera vez. Te vas a partir el culo con la hermandad de Oozma Kappa al completo (incluyendo a la madre, jo, cómo mola la madre). Te vas a partir el culo con esa vuelta a la tuerca a las pelis universitarias americanas (de las cuales lo único parecido que he visto ha sido el capítulo de cuando Homer va a la universidad), con la mascota del campus, el pitorreo contra el decano (que en este caso es la profesora McGonagall), las hermandades, las fiestas, los frikis... todos los tópicos habidos y por haber. Por último, te vas a partir el culo con el único e inigualable Mike Wazowski, aunque no tanto, ya que lo han ascendido a ser prácticamente el protagonista y eso siempre diezma bastante la vis cómica, quieras que no.
   Otra razón por la que Monstruos University es una gran película radica en el guión, aunque parezca mentira. Sí, la historia está más vista que el trailer de Gru 2 (se están poniendo muy pesados, todos), y cualquier atisbo de originalidad ya se perdió en el mismo momento en que a alguien se le ocurrió la palabra "precuela", pero el guión de la nueva, o vieja, aventura de Sulley y Mike es modélico. No sólo por razones técnicas, en cuanto a una bien perfilada evolución de los personajes principales o a su, como a mí me gusta llamarlo, arco de transformación (siendo el gran monstruo azul y el pequeño monstruo verde radicalmente distintos, al comienzo, de como los recordábamos en Monstruos S.A.), sino por un par de ideas simplemente geniales que redondean aún más el diez que le he cascado a la peli en FilmAffinity. Para empezar, el personaje de Randall Box, que si bien aparece menos de lo deseable, no me esperaba para nada el modo en el que lo iba a hacer; o el giro del final, que es poco menos que una genialidad, y curiosamente, dentro de toda su emoción y belleza incomparable, bastante realista. Unos últimos tres minutos en los que Pixar vuelve a alcanzar aquel grado de excelencia que no experimentaba desde los últimos minutos de Toy Story 3, escena del vertedero incluido, o desde los primeros de Up. Una jodida maravilla.

La hermandad Oozma Kappa al completo, con unas cosas naranjas de caracteres asiáticos que no sé por qué carajo están ahí y las manos de Randall en un lateral

   Poco más me resta por hacer que recomendarle Monstruos University a todo el mundo. Ah, sí. El corto del principio. The Blue Umbrella. Pues otra jodida maravilla, igual. Apostar por Pixar, mientras que a su flexo no le dé por abalanzarse sobre cualquier medio de transporte (véase Cars, Cars 2 o ese pedazo de basura innecesaria que no he visto que es Aviones, y que ni siquiera es de Pixar, o al menos eso espero), es apostar sobre seguro. Ya lo viene demostrando de un tiempo a esta parte, incluso ahora que está en franca decadencia, y eso que dicen.
   El título que encabeza el artículo, por cierto, y para aquel que se lo pregunte, no es más que una payasada. Me aburro mucho, y me siento muy solo. 

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